Me deshice la coleta y mientras caminaba iba peinándome y
sacándome nudos con los dedos.
Tenía ganas de llegar a casa, sacarme los zapatos,
prepararme un vaso de leche con Colacao y subir a mi habitación para pasar una
noche con mi portátil y su gran memoria para guardar películas.
Podría ver una de amor...aunque la verdad, no me apetece
nada. Una comedia quizás, si, seguramente.
Pfff hace frío, será mejor que acelere el paso.
- ¡Kelly, Kelly! – me di la vuelta y me encontré con un
chico corriendo hacia mi. Espera...no era un chico, era el tío este.
- Que quieres. – se puso a mi altura, jadeando.
- Pensé que no llegaría a alcanzarte jamás. Qué rápido saliste.
- No tenía porque salir lento. Es más, tú deberías haber
sido el que no saliera. – empecé a caminar de nuevo, pero como no, el siguió a
mi lado. - ¿No estabas con tu amigo? Pues vete con él.
- Es que no acababa de comer.
- Ah bien, que lo dejaste plantado, que buen amigo eres ¿eh?
- Tranquila, Niall está bien. Paul se encarga.
- ¿Paul? – ¿para qué le pregunto nada? No parará de hablar.
- Nuestro guardaespaldas. – le miré con un gesto gracioso en
la cara.
- ¿Tienes guardaespaldas? Oh, claro es que a lo mejor el
niño se pierde y es aplastado por una mandada de rinocerontes, o te secuestra
una mafia. Quien sabe. – se rió.
- No es por eso. Sobreviviría a una estampida de
rinocerontes, y escaparía de la mafia.
- Por supuesto que si.
- Tengo superpoderes. Es más, esta noche seré tu héroe. –
ahora me reí yo.
- ¿En serio? No necesito a ningún superhombre, gracias. Pero
cuando lo necesite, serás el primero al que llame, tenlo por seguro.
- Me vas a necesitar ahora. – le presté atención.
- ¿A si?
- Ajá. – me cogió del brazo repentinamente y me acercó a él.
- ¡¿Qué se supone que haces?! – me sacudí y me zafé de su
agarre.
- ¡Has estado a punto de pisar un caca de perro! – señaló al
suelo y se empezó a reír a carcajadas. Yo me limité a suspirar y volver a
emprender el paso. – Eh, eh. Essssspera. Lo siento, lo siento. Pero te dije que
sería tu héroe. – no le respondí. - ¿Te has enfadado? Si en el fondo te he
hecho un favor...- silencio. – Oh venga, no te enfades. – Nada - ¿Qué tengo que
hacer para que me vuelvas a hablar?
- Primero, dejar de seguirme. Segundo, dejar de hablarme. Tercero,
vete. – se calló, durante unos dos minutos estuvo en completo silencio. A lo mejor me pasé
un poco, pero es que no podía aguantarlo más.
- Te concederé todo eso a cambio de otra cosa.
- ¿Qué cosa?
- Una cita.
- ¡¿Qué?! No. Nunca. Jamás. Ni de broma. - ¿pero de qué iba?
Si no me conoce de nada.
- Venga, y te prometo
que me voy y te dejo en paz, pero quiero volver a verte. No le llames cita si
no quieres, pero quiero estar contigo en algo formal, por así llamarlo, sin que
estés a la defensiva.
- Y mi pregunta es, ¿por qué?
- Porque quiero conocerte.
- Eso es ridículo, eres un desconocido, y yo una
desconocida.
- Por ese mismo motivo, dejemos de serlo. Venga.
- No.
- Por favor.
- No.
- Porrrrfa.
- No.
- Pooooorrrrfissss.
- No.
- ¿Qué haces mañana? – que ganas de marearme.
- Ir al cine con una amiga. Tengo planes, así que...lo
siento.
- Podríamos quedar otro día...
- No, no, no, no, no. ¿Qué no entiendes?
- A ti. Y quiero hacerlo.
- Agggg. – levanté la vista, estaba enfrente de la puerta de
casa. – Ale, esta es mi casa, así que si no te quieres ir, no te vayas, pero yo
si.
- Bueno vale, vale, me voy...Pero, ¿no se te olvida algo?
- ¿Lo qué?- pregunté
con curiosidad.
- Ahora sé donde vives, y tú nombre. Kelly. – pronunció mi
nombre con un tono de voz, que no sé como, pero se me erizó la piel haciendo
subir el color a mis mejillas. – Y ahora me voy ya, pero prometo encontrarte
pronto, princesa. – me lanzó un beso, se dio media vuelta y se fue.
H
Salí de la ducha, me puse unos vaqueros, una camiseta blanca
y una americana. Me sequé el pelo y lo revolví un poco. Me miré al espejo
durante unos instantes y sonreí.
- Listo. – me dije.
Ahora que la parte uno del plan estaba completa, faltaba la
dos, y la más importante: convencer a Louis y a Eleanor para que me lleven con
ellos.
- ¡Hola, novio que me pone los cuernos, teniendo a tal
semental viviendo con él! ¡Hola, amante de mi novio ciego! – coreé mientras
entraba en el salón y me sentaba entre Lou y Ele. Les rodé con mis brazos
esbozando una gran sonrisa y pegándolos a mí.
- ¡Harry! ¡Suelta! – se deshizo de mi. - ¿Qué es lo que
quieres?
- ¿Yo? ¿Por qué iba a querer algo? ¿Es que no puedo
interrumpir vuestros pegajosos mimos un ratito para poder amaros?
- No. – contestó mirándome fijo.
- Antes me querías más. – solté a Eleanor y subí las manos
hacia mi cara y empecé a similar un llanto.
- Ay, Hazza, que sabes que yo te amo como a nadie. – me abrazó
y me dio un beso en la mejilla. Me ama, es inevitable.
- Ejem, ejem. – me soltó y miramos a Eleanor. – Lo siento,
pero hoy es mío. – se levantó y se sentó en sus piernas. Louis dejó un beso sus labios. Tuve el impulso de tirarles un cojín a la cabeza, pero me contuve. Tenía
que ser bueno.
- Louu... Tú, ¿me quieres?
- Te amo, ricitos.
- ¿Y tú, Ele?
- Muchísimo. – vale, ya eran míos.
- Bien, entonces, ¿me haríais un favor?
- Claro. – contestaron a la vez.
- Quiero ir con vosotros al cine.
- ¡¿Qué?! No. Hoy no, te dije que le debía una tarde. Y no
se la pienso quitar.
- Peeero Lou. Aggg. No me dejáis explicarme. Necesito ir con
vosotros al cine. Es de vida o muerte.
- ¿Se puede saber por qué? – me preguntó ella.
- Pues...es largo de explicar...y es que...
- ¿Estás rojo Hazza? – Louis me miró divertido.
- ¡No! Solo es que...Tenéis que dejarme ir con vosotros, por
favor. Solo llevarme, no voy ni a entrar en la misma sala de cine. Prometo que
en el coche podéis ser lo pegajosos que queráis y no me quejaré ni una vez. Pero
necesito ir. – Louis y Eleanor se miraron entre ellos durante unos instantes y
luego dirigieron su mirada hacia mi, Ele tenía la palabra.
- Está bien.
- ¡Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias! – me abalancé
sobre ellos.
- ¡Pero! – comenzó Louis. – Nada de ver ninguna película
para mayores de dieciocho, y menos una de miedo, que luego no duermes y vienes
a mi cama por la noche.
- Vale, lo prometo.
- Pues entonces, vámonos que ni sabemos que película vamos a
ver. Veeeeenga. – Eleanor nos cogió un brazo a cada uno y tiró de nosotros para
que saliéramos del sofá.
Salimos de casa para entrar en el coche de Lou. Tuve que aguantar
veinte largos minutos de caricias en las manos, te quieros, y besos cortos
durante todo el trayecto. Pero ya estábamos. Por fin.
Abrí la puerta y salí corriendo en busca de aire.
- Harry, no seas tan exagerado.
- ¿Exagerado? Vosotros no sabéis lo mal que lo he pasado,
era como respirar dentro de una nube rosa con forma de corazón.
- Sssssssh, dijiste que no te quejarías. ¿A qué te dejo en
el coche?
- Vale, Lou, vale. Me callo. Ya ¿ves? Cierro la cremallera. –
corrí mi mano por mi boca como si de verdad tuviera una cremallera e hice que
la tiraba.
Subimos hasta la última planta del centro comercial donde se
encontraba la sala de cine. Unas cuantas fans se acercaron a nosotros, nos
pidieron un par de autógrafos y fotos. Vinimos a buena hora, esto no estaba tan
lleno. Pero yo no paraba de buscarla, miraba hacia todos los lados, pero no la
encontraba. Aunque pensándolo mejor...sería demasiada suerte que viniera a la
misma hora que yo.
Suspiré y me di cuenta de que los dos tórtolos estos ya se
habían ido. Me acerqué a la taquilla y miré la cartelera por encima, no me atraía
ninguno de los títulos, pero acabé con un bol de palomitas y una Coca-Cola
viendo una peli de amor.